Primer acto

Creativamente intenso esto de escribir el guión de una película. Aunque parezca que sólo consiste en poner sobre papel una idea que uno tiene un día mientras conduce, escucha música o prepara la cena, en realidad es un proceso que requiere mucho más. Es cierto que todas las obras artísticas salen de una pequeña idea, pero ese es únicamente el punto de partida. Hay millones de cajones repletos de ellas, y en la mayoría de los casos se quedan solo en eso. A partir de ahí, queda todo un mundo por explorar, y que va a ser completamente diferente a lo que uno piensa en un principio. Es el osado aventurero el que tiene que ir iluminándolo con su trabajo y perseverancia, teniendo en cuenta que al final, uno puede encontrarse el paraíso más buscado, o como sucede en la mayoría de las ocasiones, una calle sin salida. En este último caso, el viaje ha terminado, y sólo queda el consuelo de que es más fácil andar de vuelta por un camino que es conocido. Pero si uno tiene suerte, supera el miedo al fracaso, y tiene fuerzas para ir más allá del límite, podemos tener entre manos una gran oportunidad de pasar un buen rato, y de paso, poner nuestro nombre en los créditos de una película.

Con ese objetivo, hace varios meses que empezamos a trabajar en el proyecto, documentándonos al principio, leyendo relatos cortos que no tenían ninguna conexión entre sí, pero que nos abrieron los ojos y nos indicaron en cierta forma el rumbo que en ese momento queríamos seguir. Y simplemente, nos dejamos llevar. A través de muchas horas de conversaciones, discusiones e ideas locas, fuimos desarrollando al principio una pequeña escaleta, luego varios puntos importantes dentro de la historia, y finalmente una estructura más o menos sólida (el tiempo lo dirá). Esos son los cimientos, el arnés que sirve de sujeción cuando el escritor pierde el mundo de vista, y se centra en si en la escena del comedor, el personaje principal debe coger un puro o un whisky.

Una vez finalizado todo ese duro proceso, de nuevo uno puede optar por dejarlo todo en un cajón y tirar la llave al mar, o seguir con ello, cambiando el cincel por el punzón. Empieza proceso de escritura propiamente dicho. Creedme si os digo que si no se ha pasado por todo lo anterior, no se superará la página 30 sin llegar a un punto sin salida, en el que uno se lleva las manos a la cabeza y exclama aquello tan típico de que "no hay historia en esta historia". Puede que la haya, pero no la has trabajado convenientemente. Vuelve a la casilla de salida.

Felizmente nosotros hemos llenado unas cuantas pizarras y completado todo un bloc de fichas con lo que hacen y piensan los personajes, sus características y sus objetivos, puntos principales en base a los que actúan y avanzan con la historia. Con parte de ese material me he sentado estos días delante del ordenador, con la esperanza de no haber tirado todo este tiempo. Como es lógico, he empezado el guión por el principio, en lo que en lenguaje cinematográfico se conoce como planteamiento o primer acto. Dentro del paradigma corresponde al primer cuarto de la película. Todo este tiempo conforma una unidad o bloque de acción, y en él, se sitúa al espectador dentro de la historia y se le muestra la situación temporal y dramática en la que se sitúa. Personalmente siempre he considerado este punto como uno de los más difíciles. El primer acto se finaliza con el primer punto de giro, que coincide con una escena que hace cambiar el rumbo del film. Es un punto importantísimo dentro de la historia, ya que en él, dejamos de presentar la situación para meternos directamente en ella. A partir de aquí, ya no hay vuelta atrás.

Hablando de sensaciones personales, mi impresión hasta el momento es que hemos focalizado bien toda esta primera parte. No he tenido demasiados problemas con ella hasta el momento, teniendo en cuenta que no había trabajado estas escenas desde hace varios meses. La fluidez con la que he escrito este fragmento me da muestras de ello, y me confirma las sospechas de que el equipo creativo ha sabido unificar esfuerzos para avanzar siempre en una misma dirección. Esperemos que sea así hasta el final.

Ayer tuve la primera sesión de revisión en la productora. Se introdujeron algunos pequeños cambios, detalles que se pasan por alto, o frases de diálogo que no acaban de encajar. Pero la sensación es muy buena. Están satisfechos con cómo va el guión hasta ahora, y eso me inspira confianza para seguir. A lo largo de esta semana empiezo con el segundo acto. Como dijo Picasso, que la inspiración me coja trabajando.

Por cierto, la película durará unos 80 minutos, y el primer punto de giro ha caído en la página 19 y cuatro octavos. Clavado.

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