A todo mi equipo...

Se puede decir que en estos momentos estoy metido en el ajo. Bien metido. Página 70 ya, de un guión al que cada vez le quedan menos palabras para estar acabado. Aunque sólo sea el primer draft de muchos que están por venir, aunque sólo sean los cimientos de lo que, si nadie lo remedia, acabará siendo una película algún día de estos. Entonces se habrá dado un paso más en el complicado y precioso camino que es esto del cine. Pero más que mirar hacia delante, estos días he tenido que fijar la vista atrás irremediablemente. Puede que sea poco habitual, teniendo en cuenta que el escritor tiene que estar focalizado en lo que viene a continuación, para hacer que la historia avance. En ese sentido, no me he propuesto inventar nada nuevo, y he seguido los pasos habituales. Pero la facilidad con la que he afrontado las diferentes partes del guión me han hecho abrir los ojos, y reconocer el espléndido trabajo que el equipo de creativos de Activa ha realizado durante muchos meses para que yo pueda estar tan complacido de escribir estas líneas. Uno se olvida rápido del sufrimiento cuando consigue superarlo, pero es de recibo pararse unos instantes y leer de nuevo entre líneas todos los borrones que se necesitaron para poder escribir finalmente con buena letra. Es un ejercicio de justicia, y por qué no decirlo, de autoreconociemiento. Uno se siente bien cuando se ve reflejado en un trabajo bien hecho.

Nuestra productora ejecutiva Mari Carmen Sanfrancisco tuvo la visión de que se podía crear un espacio en el que las personas fueran lo más importante, consiguiendo de esta forma unos índices de creatividad aumentaran enormemente, y algunos la seguimos conscientes de que nos ofrecía una oportunidad única. A partir de ahí sólo nos quedaba luchar para que la cosa tomara forma. Y así lo hicimos. Puedo aseguraros que de no ser por las horas y horas que he pasado junto a Chloe, pegándonos guarrazos una y otra vez, buscando la forma más original de salir de callejones sin salida en los que nosotros mismos nos metíamos, y con la que casi he creado un lenguaje en el que un gesto o una palabra es suficiente; si no hubieran existido las ideas locas que siempre está dispuesto a aportar Jean-Michel, y que siempre acaban insuflando aire fresco; si no hubiera habido una persona en el equipo como Noemí, que mira en la dirección contraria a la que viene el tren, y nos avisa que hay mucho mundo más allá, nada de esto hubiera sido posible. A todos ellos gracias por permitirme estar disfrutando como un epiléptico en una noche de tormenta. Porque me estoy divirtiendo. Vaya si lo estoy haciendo.

0 comentarios: