Empezó el rodaje

Pues ya estoy aquí, recuperándome del largo día de rodaje de ayer. La serie ya está en marcha. Hemos empezado filmando los exteriores del primer episodio. Las tres secuencias que rodamos ayer estaban localizadas en un jardín con piscina, por la que obviamente pasó casi todo el equipo. El día amaneció muy soleado, aunque había previsión de lluvia para la tarde. Poco después de las ocho todo el equipo se desplazó de Barcelona a Sant Feliu de Codines, a donde llegamos aproximadamente tres cuartos de hora después. Descarga del material que todavía no estaba en la localización y preparación del set para la primera secuencia. Se tiraba con luz natural por lo que no fue necesario un gran montaje técnico y el trabajo de arte se limitaba a situar elementos comunes en jardines y piscinas. Mientras chequeábamos la cámara con la que rodamos y preparaban a los actores llegaron los figurantes. Poco después de las once nos disponíamos a filmar el primer plano del día.

A partir de ahí, y como siempre suele pasar cuando nos juntamos el equipo habitual, los planos empezaron a caer con rapidez. De hecho uno de los actores se me acercó sorprendido por la velocidad a la que rodamos. La verdad es que hace tiempo que nos conocemos muchos de los que estamos en la serie y aunque hay algunas ausencias destacadas, el equipo funciona a las mil maravillas. Es una suerte poder trabajar de esta forma porque un día de rodaje da para mucho.

Una vez tirados todos los planos con figuración hicimos un parón obligado por los problemas que tuvimos con la cámara subacuática y a la espera de que llegaran dos niños que iban a ser los protagonistas de los siguientes planos. Costó conseguir que la cámara arrancara y reconociera la cinta, y cuando lo hacía, una vez dentro del agua, se apagaba por completo. Eso provocaba que Sergi y Ferrán tuvieran que salir de nuevo de la piscina, hubiera que secar bien la escafandra antes de abrirla y sacar la cámara para revisarla. Al final tuvimos que buscar una solución de urgencia. Aprovechando que se filmaba con cinta digital y no celuloide decidimos tirar los cinco o seis planos subacuáticos del tirón mientras que la mitad del equipo que no trabajaba en ellos comía. Teníamos a los actores en el set preparados para entrar y salir cuando les tocara (excepto a la pobre Alexandra, a la que secuestramos entre plato y plato para que filmara un pick-up que se nos había colado). Otro problema era aguantar a Ferrán debajo del agua sin que se fuera hacia la superfície ya que había varios contrapicados que no eran fáciles de encuadrar porque la cámara no tenía un angular suficiente y la piscina no era demasiado profunda. Al final filmamos los planos a velocidad de vértigo. No eran las condiciones óptimas pero era lo que había. Queda esperar a revisarlos, deseando que no sea necesario volver a tirarlos.

Después de eso parón para comer con tranquilidad y disfrutar un poco del maravilloso día. Al acabar el pequeño receso, de nuevo a tirar planos en la piscina con los niños. Una vez acabados, el segundo parón del día. Había que esperar a que se hiciera de noche. Aprovechamos entonces para pegarnos un bañito relajante y descansar antes de la última parte del día. Después de las despedidas de los niños y sus padres preparamos la preiluminación y subimos a cenar. Ahí fue donde Dorian, uno de los actores, se erigió como el protagonista cuando nos explicó sus peligrosas peripecias culinarias y dejó a todo el equipo al borde del llanto. Digno de un monólogo del Club de la Comedia.

Ya de noche nos pusimos de nuevo en faena con la secuencia con más diálogo del día, aunque no excesivamente complicada a nivel técnico. La única dificultad era secar a los actores entre tomas e intentar rodar lo más rápido posible para evitar que se enfriaran en exceso dentro de la piscina. Memorables varios planos cenitales de la piscina. Luego otros veinte minutos de parón para retocarle el maquillaje a Alexandra y tirar el último del día, hasta llegar a la asombrosa cifra de 43 planos.

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