Esto se mueve

Aquí sigo, metido en el ajo y avanzando. Esta semana ha ido mejor. Estoy totalmente enganchado a la historia y eso hace que esté disfrutando mucho más. Lo contrario que en la semana anterior que fue muy jodida porque me encontré con varias escenas de esas que tienes que coger con cariño aunque sabes que van a darte por culo todo lo que puedan. Esas en las que escribes la cabecera… y empiezan las dudas. Al final dedicas uno o dos días enteros a cada una, sabiendo qué tienes que contar pero no cómo y el resultado muchas veces son situaciones forzadas y diálogos poco naturales. El problema es cuando vienen 4 o 5 de éstas seguiditas, una detrás de otra y claro, pierdes de vista el conjunto de la historia. Pero bueno, eso ya pasó y no salí del todo escaldado (al menos por ahora, veremos lo que pienso cuando las revise en la reescritura). Estoy acabando el segundo acto y la cosa se ha puesto interesante. Escenas muy visuales y más acción. Incluso he añadido alguna secuencia que no teníamos en la escaleta y que ayuda a envolverlo todo mejor. Sigue habiendo alguna escena que depende de cómo sople el viento me convence o no, pero de momento se mantiene en el guión. Tiempo habrá de borrar. Lo mejor es cuando me ilumino, vuelvo 20 o 30 páginas atrás y añado una frase que me parece brutal porque puntualiza perfectamente el ambiente que quiero recrear, o introduzco una línea de diálogo de lo más ingeniosa que hace un poco más cool a un triste personaje secundario. Es entonces cuando me creo el mejor guionista de la Tierra y puedo aseguraros que hace que mi día mejore. Lo bueno es que esos momentos quedan ahí, en el anonimato, camuflados entre tantas otras frases “normales” que salieron sin esfuerzo. Sólo la pared que tengo enfrente sabe cuántos cabezazos tengo que darme contra ella para que aparezcan en el guión. En breve empiezo el tercer acto, es hora para el heavy-metal. Casi ná…

2 comentarios:

Laia... dijo...

ésas, las que brotan al cabo de horas, en cualquier lugar, son las que deberiamos enmarcar…

Sergio González dijo...

... y lo que las disfrutas recordánolas al verlas de nuevo. Algo bueno tenía que tener no ser perfecto.